( AGENCIA LA VOZ ) La homosexualidad no es una condición innata; no está determinada en el momento de nacer. El mejor resumen general, dado por la mayoría de los investigadores respetables, es que la homosexualidad, como casi todas las otras condiciones psicológicas, se debe a una combinación de factores sociales, biológicos y psicológicos.
La decisión de 1973 de eliminar la homosexualidad del manual de diagnósticos de la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) tuvo un efecto escalofriante en las investigaciones. La decisión de la APA no fue tomada basándose en una evidencia científica nueva. De hecho, tal como lo admitió el investigador Simon LeVay, también activista homosexual: “Claramente se ve que el activismo homosexual fue la fuerza que impulsó a la APA a desclasificar la homosexualidad [como enfermedad mental]” (Simon LeVay, Queer Science: The Use and Abuse of Research Into Homosexuality, MIT Press, 1996 p. 224). La doctora Anne Fausto-Sterling, activista lesbiana y bióloga, de la Universidad de Brown también sugiere una idea interesante. Refiriéndose al argumento de que “han nacido así”, ella afirma: “Esto provee un argumento legal que en realidad, en este momento, está teniendo algo de influencia en los tribunales. Para mí, esto es un ‘lugar’ muy inestable. Es una ciencia y una política malas. A mí me parece que es una cuestión ética y moral la manera en que nosotros consideramos a la homosexualidad en nuestra cultura” (Claudia Dreifus, "Exploring What Makes Us Male or Female", The New York Times, 2 de enero de 2001, Science section). Muchas otras personas, que están predominantemente involucradas en la investigación y el estudio de la homosexualidad, han hecho comentarios con el mismo discernimiento y sensatez. A continuación están algunas citas de algunos investigadores en la materia:
(1) Del doctor Dean Hamer, quien es el investigador del "gen de la homosexualidad", y que él mismo es homosexual:
“Los genes son el ‘hardware’ [...] los datos de las experiencias de la vida son procesados a través del ‘software’ sexual hacia los circuitos de la identidad. Yo me imagino que el ‘software’ sexual es una mezcla tanto de los genes como del ambiente, de la misma manera en que el ‘software’ de una computadora es la mezcla de lo que instalaron en la fábrica y lo que el usuario le agrega”.
—P. Copeland y D. Hamer (1994) The Science of Desire. New York: Simon and Schuster.
Cuando se le preguntó a Hamer si la homosexualidad estaba arraigada exclusivamente en la biología, él contestó:
“Por supuesto que no, nosotros ya sabemos, por los estudios que se han hecho con gemelos, que la mitad o más de la mitad de la variabilidad en la orientación sexual no es hereditaria. Nuestros estudios tratan de establecer con exactitud los factores genéticos [...] no de negar los factores psicosociales”.
—"Gay Genes, Revisited: Doubts arise over research on the biology of homosexuality", Scientific American, noviembre de 1995, p. 26.
(2) Del psiquiatra Jeffrey Satinover:
"Como todos los estados mentales y de conducta complicados, la homosexualidad no es [...] ni exclusivamente biológica ni exclusivamente psicológica, sino que es resultado de [...] una mezcla de factores genéticos, influencias (en el útero) [...] ambiente postnatal (tales como el comportamiento del padre, de los hermanos y de la cultura), y de una serie de elecciones complicadas, afirmadas repetidamente, que ocurren en las fases críticas del desarrollo”. —J. Satinover, M.D., Homosexuality and the Politics of Truth (1996). Grand Rapids, MI: Baker Books.
Entre las conclusiones del doctor Satinover sobre el “gen homosexual" se encuentra la siguiente:
“No existe ninguna evidencia que muestre que la homosexualidad es genética, y ninguna de las investigaciones en sí mismas afirman que exista una evidencia. Sólo la prensa y ciertos investigadores lo afirman cuando están hablando con el público”.
—Jeffrey Satinover, M.D., The Journal of Human Sexuality, 1996, p. 8.
(3) William Byne, un psiquiatra con doctorado en biología, y Bruce Parsons (1993) analizaron cuidadosamente todos los estudios de biología principales acerca de la homosexualidad. Y no encontraron ningún estudio que definitivamente apoyara una teoría biológica de causalidad.
—W. Byne and B. Parsons, "Human Sexual Orientation: The Biologic Theories Reappraised". Archives of General Psychiatry 50, No. 3.
(4) Los psiquiatras Friedman y Downey declaran que “un modelo biopsicosocial” es el que mejor encaja en nuestro conocimiento de causalidad con varias combinaciones de temperamento y eventos ambientales que conducen a la homosexualidad. Ellos dicen lo siguiente:
“A pesar de los recientes descubrimientos neurobiológicos que sugieren que la homosexualidad es determinada genética y biológicamente, falta evidencia creíble para un modelo biológico de la homosexualidad”.
—R. Friedman, M.D. y J. Downey, M.D., Journal of Neuropsychiatry, vol. 5, No. 2, Spring l993.
(5) Del sociólogo Steven Goldberg:
“Casi toda la evidencia argumenta en contra de que exista un factor causal fisiológico determinativo, y yo no conozco ningún investigador que crea que ese factor determinativo exista [...] dichos factores desempeñan un papel de predisposición y no de determinación. Yo no conozco a nadie en el campo de la sociología que argumente que la homosexualidad puede ser explicada sin hacer referencia a los factores ambientales”.
Goldberg agrega:
“La crítica del homosexual no ha hablado acerca de la configuración clásica de la familia”; simplemente ha “hecho valer la considerable evidencia” para la existencia de los factores familiares. Los estudios que intentan desaprobar la existencia del modelo de la familia clásica en la homosexualidad, están “convenciendo sólo a aquellos que lo necesitan creer”.
—S. Goldberg (1994) When Wish Replaces Thought: Why So Much of What You Believe is False. Buffalo, New York: Prometheus Books.
(6) La Asociación Psicológica Americana dice lo siguiente:
“Varias teorías han propuesto otras fuentes discrepantes para explicar la orientación sexual. […] Sin embargo, muchos científicos comparten la opinión de que en la mayoría de las personas la orientación sexual se forma a muy temprana edad a través de complicadas interacciones de factores biológicos, psicológicos y sociales”.
—Booklet from the American Psychological Association's Public Information Office, "Answers to Your Questions About Sexual Orientation and Homosexuality”.
(7) La organización nacional P-FLAG (Parents and Friends of Lesbians and Gays) [Padres y Amigos de Lesbianas y Homosexuales)], una organización a favor de los homosexuales, ofrece un folleto preparado con la ayuda del doctor Clinton Anderson de la Asociación Psicológica Americana, que se titula: "Why Ask Why? Addressing the Research on Homosexuality and Biology” (“¿Por qué preguntar por qué? Hablando sobre las investigaciones acerca de la homosexualidad y la biología”), el folleto dice lo siguiente:
"Hasta la fecha, ningún investigador ha afirmado que los genes pueden determinar la orientación sexual. En el mejor de los casos, los investigadores creen que tal vez pueda haber un componente genético. Hasta la fecha, ningún comportamiento humano, mucho menos el comportamiento sexual, ha estado conectado a marcadores genéticos [...] la sexualidad, como cualquier otro comportamiento, es influenciada, sin duda, tanto por los factores biológicos como por los factores sociales".
La condición homosexual también es susceptible al cambio. La orientación sexual, la cual se pensaba que era un rasgo distintivo que no se podía cambiar, es en realidad bastante flexible en mucha gente, para algunos ha cambiado como resultado de una terapia, para otros por medio de experiencias religiosas, y para otros hasta espontáneamente. En círculos profesionales, el debate sobre el desarrollo de la orientación sexual se centra en dos puntos de vista. El punto de vista más generalizado de los dos, conocido como el punto de vista ‘esencialista’, argumenta que la orientación sexual es innata, “congénita”, y por lo tanto, no se puede cambiar. La APA ha apoyado este punto de vista, y por consiguiente, ha influido en el enfoque que muchos médicos de la salud mental actualmente tienen. El segundo punto de vista, el cual es menos aceptado, conocido como perspectiva construccionista, estipula que la orientación sexual es un producto socialmente construido, de las experiencias que una persona ha tenido en su vida, y por lo tanto puede ser cambiada.
Al revisar las investigaciones, el doctor Jeffrey Satinover, a quien hemos citado con anterioridad, reportó un índice de éxito del 52% en el tratamiento que se dio a las personas que querían deshacerse de su atracción homosexual. Master y Jonson, los famosos investigadores del sexo, reportaron un índice de éxito del 65% después de un seguimiento que se hizo durante cinco años. Otros profesionales reportan índices de éxito de entre el 30% y el 70%. Lo que es más intrigante es la investigación del doctor Robert Spitzer, un psiquiatra prominente, jefe de la Investigación Biométrica y profesor de psiquiatría en la Universidad de Columbia en Nueva York. El doctor Spitzer, un psiquiatra afirmativo del homosexual y partidario de los derechos para los homosexuales, fue el arquitecto de la decisión que se tomó en 1973 de eliminar la homosexualidad del manual de diagnósticos. En un informe que se hizo público en la convención de la Asociación Psiquiátrica Americana del año 2001, el doctor Spitzer anunció los resultados de un nuevo estudio sobre la homosexualidad: Los esfuerzos que se hacen para cambiar la orientación sexual pueden producir, aparentemente, en algunos hombres y en algunas mujeres, un éxito significativo. Los resultados de este estudio también fueron publicados en Archives of Sexual Behavior (Archivos del comportamiento sexual), Vol. 32, No. 5, octubre de 2003, pp. 403-417.
Las conclusiones de Spitzer fueron las siguientes:
“Contrario a la sabiduría convencional, algunas personas altamente motivadas, utilizando una variedad de esfuerzos para el cambio, pueden lograr un cambio sustancial en indicadores múltiples de orientación sexual”, dijo Spitzer.
“Como la mayoría de los siquiatras, pensé que el comportamiento homosexual solamente podía ser resistido, y que en realidad nadie podía cambiar su orientación sexual. Ahora creo que eso es falso. Alguna gente puede cambiar, y lo hace”, dijo Spitzer.
El doctor Spitzer entrevistó a 200 hombres y mujeres que habían experimentado un cambio significativo de la atracción sexual, de homosexual a heterosexual, y que habían sostenido este cambio por lo menos durante cinco años. Muchas de estas personas habían buscado el cambio debido a la desilusión que sufrieron con el estilo de vida promiscuo, y con relaciones inestables y tormentosas. Muchos reportaron tener un conflicto con sus valores religiosos, y muchos habían deseado estar (o seguir) casados heterosexualmente. En el momento que se estaba haciendo la entrevista para el estudio, tres cuartas partes de los hombres y la mitad de las mujeres se habían convertido en personas casadas.
Un descubrimiento sorprendente fue que el 67% de los hombres que rara vez habían sentido, o nunca habían sentido, ninguna atracción sexual hacia el sexo opuesto antes del esfuerzo que hicieron para el cambio, ahora informan una atracción heterosexual significativa. Aun aquellos a los que no les cambió su orientación, pero que ya no practican la homosexualidad, experimentaron una mejoría significativa en su salud emocional.
El doctor Spitzer advirtió en contra de tener un punto de vista de “una cosa o la otra” sobre el cambio de la orientación sexual. Una mejor forma de conceptuar el cambio “es verlo como una disminución en la homosexualidad no deseada, y un aumento en el potencial heterosexual, reconociendo que para algunos es posible el cambio a lo largo de un continuo multidimensional”. Advirtiendo en contra de cualquier forma de tratamiento obligatorio, él agregó: “Creo que los pacientes deben tener el derecho de explorar su potencial heterosexual”.
Aun en medio del aumento aparente de aceptación de la homosexualidad, de hoy en día, muchos hombres y muchas mujeres no están contentos con su homosexualidad o lesbianismo. Este conflicto interno está basado en convicciones legítimas e inteligentes, tales como las convicciones morales y religiosas, no son el resultado de lo que llaman una sociedad “homofóbica”, la cual está forzando la culpabilidad en la gente que no se ajusta a la ética heterosexual. Para aquellos que lo desean, el cambio es posible. Miles de personas que eran homosexuales o lesbianas han encontrado una medida de paz y satisfacción mayor (después de haber dejado el estilo de vida homosexual) de la que habían experimentado cuando andaban practicando la homosexualidad.
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